Inspirado en el documental soviético Kino Nedelia (1918) de Dziga Vertoy, contando con los mejores fotógrafos alemanes de la época, Ruttmann realizó un documental basado en la vida, durante un día, de la ciudad de Berlín. Concebido para ser acompañado por una partitura de Edmund Meisel que estuvo desaparecida durante décadas. Aunque se recuperó en 2007, todavía circulan copias con una banda sonora alternativa, compuesta posteriormente para el film.